Hola mundo ( por cambiar un poco, ya sabes que siempre va por el mismo asique...) aqui te habla este hombre desde el nido de ratas en el que se aloja mi alma.

Nieve cae del techo y en lo unico en lo que puedo pensar es que al igual que ésta. mas blanco y vacio se vuelve mi corazon. La realidad de los barrotes se hace aqui presente. Cuantas ventanas se han abierto y cuantas he cerrado. Me he vuelto comodo, soy un ser sumido en la autocomplaciencia, un jodido demagogo instigando a una masa a dejarse pensar. Si,lo se, es triste.

La realidad del asunto: Si se abren mas ventanas en este podrido lugar, yo mismo hare el agujero.

A matter of Time

amigo mio, creo que la gente esta demasiado equivocada respecto al hecho de pensar que su vida es lo suficientemente interesante como para creer que son unicos en su especie. Supongo que se debe una vez mas a un mecanismo de autodefefensa ante la idea abrumador de pensar que somos como las motas de polvo, sobramos en todos lados.

Supongo por tanto que no tengo nada que aportar al resto de mi especie. Aun asi, como buen ser humano egoista que soy, creo que seguire escribiendome aunque solo sea por el mero hecho de leerme a mi mismo, no por egocentrismo, sino porque asi malgasto el doble de mi tiempo.

Enemies of Reality

Amigo mío, el hombre se hunde cada vez más en el pozo de sus miserias, la realidad se torna gris y monótona a cada día que pasa.

No obstante, si siguiera los consejos dados, y pensara que esas miserias son meros pesos colgando de sus muñecas, se desharía de ellos sin un atisbo de duda. El problema es que, estar tan acostumbrado a ellos le ha llevado a considerarlos una parte más de su anatomía.

Solo el tiempo hará que el hombre recuerde quien es, aunque eso le haga recapacitar acerca del mismo que ha dejado perder. Pues no hay peor peso que aquel que entorpece el camino y retiene al viajero

I, voyager

Amigo mío, son los días que salgo de excursión aquellos en los que mi alma descansa tranquila, disfruta de las pequeñas cosas mundanas. Mi mente  cuelga  el chaleco antibalas  los fines de semana, se paraliza la guerra cual griegos contra troyanos.

Las ratas no molestan entonces, siguen en su nido de parásitos, se miran, se olisquean, se aparean, se muerden, se matan. Yo miro omnisciente. Mi escopeta está cargada, pero estos días la dejo en la repisa. De todas formas nunca malgastaría una bala en ellas.

El hombre que solía ser vuelve a casa. Dentro de un tiempo llamara a la puerta, yo estaré en el porche, esperando.  Lana, buen can y princesa de las bestias, ladrara como a cual desconocido que cruza por mis tierras. Pues ¿Acaso un hombre es hombre cuando ni siquiera su compañía mas preciada le reconoce como tal?

Dramatis Personae

Amigo mío, te escribo mientras se me apilan los libros y se consumen las cenizas con las que he liado mi último cigarro. No me malinterpretes, seguir vivo no es un mal vicio, aunque es caro el muy cabrón.

No obstante te comento, que tras más de 3 años sentando en el mismo tiro de escaleras, he llegado a la conclusión de que si uno no busca el cambio es porque o bien no lo necesita, o bien piensa que va a venir a buscarlo en una especie de limusina al más puro estilo de esas películas hollywoodienses que a ti y a mi tanto nos gustan.

Como soy de los segundos, sigo pasando mis horas en el jodido tiro de escaleras, oliendo el hedor a mugre y a mierda de ratas, que, como bien sabes, se multiplican como si de un mal virus se tratara. Sin embargo, te remito, que en esto de la soledad  y el desagrado me estoy haciendo un maestro y que  tarde o temprano me doctorare en la materia.

Aun así te comento,  la cueva, o el santuario como tu prefieras, se ha vuelto inteligente, me reta, me canta canciones sureñas de esas de andanzas  rudas por el centeno y de escopetas que se disparan a la mínima provocación, me pide que la vista con imágenes y que la haga sentir toda una mujer, o al menos hacerla sentir como si estuviera habitada, que no es poco. Pero yo, como buen mercenario del auto castigo psicológico, me niego a ello.

Por lo demás, te comento que lo estoy superando, y tarde o temprano volveré a andar solo de nuevo. Tal vez hiciera bien en rajarle las ruedas a la limusina cuando paró por aquí la última vez.